miércoles, 28 de septiembre de 2016

LA TRAFICANTE DE BESOS


Realmente no tengo claro como empezó todo, puede que algo dentro de mi intentase olvidar el pasado, pero sí tengo claro que las mejores historias no se planean, se viven.


miércoles, 25 de febrero de 2015

ERA ELLA




Era ella, ¿alguna vez sentiste esa sensación de haberla encontrado? a esa persona especial, que sin precisar de mucho, te das cuenta al instante de quien es, que es y que puede ser para ti. Esa sensación de estar mirándola mientras te habla y sentir ese cosquilleo que va seguido de una subida de adrenalina que provoca una parálisis de tu mente y cuerpo incapacitándote para cualquier reacción. Ese cruce de miradas desde lejos que lo dicen todo, unos segundos y una sonrisa era suficiente. Que clase de bruja era ella que hacía con mi mente lo que quería y que egoísta que no me dejaba sufrir en soledad.


miércoles, 8 de enero de 2014

FLECHAZOS EN EL METRO DE BARCELONA

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR: HEART OF LIFE - John Mayers


Piensa en mi, ya sabes quien soy, el primero que he llegado a tu cabeza, aquel por el que suspiras y recuerdas, ese con el que pasarías el resto de tu vida, el que se encuentra en tu corazón y no deja que ningún otro entre. ¿Me ves? Imaginanos, uno frente al otro, de pie, sin hablar, pensando...

Me levanté temprano como cada mañana, se acercaba el invierno y aún era oscuro al salir de casa. No me gustaba nada eso, me deprimía empezar el día de esa manera. Salir de casa, metro, tren y oficina. Cuándo le contaba a la gente que yo era el jefe no entendían porqué madrugaba tanto. Pues, ¿no debe la persona con más poder de la empresa dar ejemplo a los demás trabajadores?
Esa mañana me desperté más temprano de lo normal, el perro del vecino decidió que era hora salir de la cama. Parecía otro día más, la rutina diaria, medio dormido alcancé las llaves del colgador y salí a la calle dirección al metro.

Andaba con prisa, aunque nada ni nadie me esperaba. Entré al metro y me senté, lo bueno de levantarse pronto es que los demás aun duermen, creo que ni los gallos se despiertan a esas horas. Saqué mi móvil y empecé a jugar al Candy crush, estaba viciado. Superé la pantalla, tiempo para descansar la vista, alcé mis ojos al frente.. y te vi... Justo en ese momento me miraste, cruzamos miradas, me sonreíste, ¿Qué fue eso?¿Unos buenos días, simple educación por habernos mirado fijamente, un me gustaría saber más de ti? Ofuscado en el juego no me di cuenta de que habías entrado en el vagón, en ese momento me daba igual pasar de nivel o seguir jugando, solo rezaba para que ese metro nunca se detuviera...
Cuando no mirabas, aprovechaba para mirarte otra vez, no podía dejar de pensar en esa sonrisa tuya. Esos ojos... azules, pero no como el cielo cuando no hay nubes, azules como el mar caribeño en verano, limpio y hipnotizante. ¡Mi parada! Tocaba bajarme y tú seguías allí, bajé y aún no se el porqué, mi cuerpo andaba pero mi cabeza seguía sentada en ese vagón. Fue un día basura, no logré hacer nada en toda la mañana,  ni por la tarde, solo pensaba en ti, ¿Cómo te llamarías?¿Estarías pensando en mi?¿Volvería a verte? Al llegar a casa no cené, no tenía hambre y quería dormir, quizás allí, en sueños, volveríamos a vernos...

Me levanté pronto, algo en mi estaba nervioso, inquieto pensando que quizás si aparecía a la misma hora podía encontrarte. Actuaba por inercia, desayunando, duchándome, vistiéndome, salí de casa esperanzado, quería volver a coincidir contigo.

Esperé al primer metro, miré la hora, ya llegaba y no sabia que hacer, si me subía quizás tu no cogías ese, si no me subía quizás si. ¿Crees en el destino? Yo sí, conté hasta tres y hice lo primero que se me paso por la cabeza, subí al último vagón. Me quedé de pie, no recordaba en que parada habías subido, tonto yo, porqué la obsesión por el móvil me privó de ello. Ya ves, muchas veces las cosas importantes pasan por delante nuestro sin que nos demos cuenta hasta que las echamos de menos y en ese momento queremos ir atrás en el tiempo, pero la vida es eso, a diferencia de los libros, nosotros no podemos volver a la mejor parte, pero si podemos seguir leyendo en busca de un final feliz o que nos agrade, e incluso aquellos que sueñan, escribir su propio final. Yo me encontraba en esa parte del libro en que aún no sabes si te va a gustar o vas a dejarlo al siguiente capítulo, quería seguir, deseaba que por una vez en mi vida mi suerte cambiara.

Paró en una parada, luego otra, y otra... parecía que el tiempo jugaba en mi contra o que me había equivocado de metro, fui demasiado impulsivo. De repente, por arte de magia,  como  cualquier comedia romántica en ese momento que todo parece perdido y que la película va a terminar, apareciste allí, en el anden esperando como si fuera una mañana más la llegada del metro para ir a dónde fuera que quisieras que te llevase. Una sensación de alivio y felicidad se había apoderado de mi, impidiendo borrar de mi cara una sonrisa de tonto que tan poco me importaba. Entraste y me miraste, volviste a sonreír y te sentaste frente a mi, sin decir nada seguimos mirándonos. Parecía como si de fondo sonara una música de esas películas de amor, estaba todo en nuestra cabeza, quizás solo en la mía pero yo me sentía como en las nubes, para mi, tu y yo estábamos solos en ese vagón.

Inesperadamente para mi, abrió su bolso y sacó un boli, una pequeña libreta y empezó a escribir.

HOLA ^^

Me reí como un tonto, nunca habría esperado eso, quizás un hola como te llamas o un número de teléfono o dirección, busqué rápido en mi bolsillo saqué el móvil y abrí la aplicación de Paint. 

HOLA :)

Giraste la página y escribiste:

BAJO EN LA SIGUIENTE PARADA

No me había percatado, mi parada ya pasó, pero me daba igual. Borré lo anterior y me apresuré a escribir:

TU NOMBRE?

Arrancó las páginas y volvió a escribir:

CREE EN EL DESTINO

Esa respuesta me dejó en blanco, con la misma sonrisa de retrasado que llevaba todo el rato. Estaba absolutamente enamorado.

CONTINUARÁ...


Desdichados aquellos que se enamoran de una mirada en el metro, la siguen y la pierden entre la multitud, porqué saben, que nunca jamás volverán a verla.

lunes, 16 de diciembre de 2013

NO DEJES QUE TUS SUEÑOS SEAN SOLO SUEÑOS

¿Sueñas? Seguro que sí, todos tenemos sueños, el ser humano nace soñando, porqué los sueños son el motor de los grandes cambios, el comienzo de todo aquello que queremos lograr. Pero los sueños hay que compartirlos, porqué crecen con más fuerza, y se hacen más fácilmente realidad.

martes, 19 de noviembre de 2013

UNA CAFETERÍA Y UNA CANCIÓN MUY ESPECIAL



Todos queremos ser amados, y todos queremos enamorarnos. ¿Pero realmente creemos que vamos a encontrar el amor? Es curioso, lo que el mundo realmente ama, es una buena historia de amor. Por eso yo, las colecciono.

viernes, 11 de octubre de 2013

EL HOTEL DE ÁMSTERDAM


Piensa en mi, ya sabes quien soy, el primero que he llegado a tu cabeza, aquel por el que suspiras y recuerdas, ese con el que pasarias el resto de tu vida, el que se encuentra en tu corazón y no deja que ningún otro entre. ¿Me ves? Imaginanos, uno frente al otro, de pie, sin hablar, pensando...
Esa noche mi vuelo hasta Ámsterdam se retrasó, un taxi me trajo al hotel haciéndose camino entre la intensa lluvia de la noche. Entré al hotel y me acerqué a recepción. Allí estabas tú, como un sueño, un cruce de miradas tan sinceras, esa sonrisa… Atontado, me dirigí a la habitación, estaba cansado y precisaba de una ducha. 

Pedí la cena, algo ligero y unas fresas, con nata claro, mi vicio. Me desvestí con pereza en la cama, me hice complice de una pequeña toalla y entré en la bañera. Picaron a la puerta, que inoportunos, la cena. Me apresuré a terminar con el caliente baño y salí al comedor de la suit. Allí estabas tú, como si del destino se tratase volvimos a encontrarnos, nos miramos, en silencio... buenas noches dijimos a la vez, se te escapó una pequeña sonrisa, y que sonrisa! De repente mi toalla, ya no mi complice, hizo uso de las leyes físicas y cayó a mis pies. Desnudo me encontré frente a tus ojos, grandes y oscuros, hipnotizantes... Te giraste disculpándote, luchando contra las ganas de ver otra vez ese cuerpo desnudo, que no era solo un cuerpo, era la unión de un cruce de miradas, una sonrisa misteriosa y unos ojos que no dejaban de perseguirte. En ese instante y sin saber porqué volviste a darte la vuelta, un paso al frente y con un estilo que ni una modelo de anuncio, te sacaste esa goma del pelo que cohibía mostrar la bonita melena que escondías. Sin poder evitarlo, te agarré por la cintura fuertemente, te miré a los ojos, y mientras cruzabas tus brazos tras mi cabeza, te lanzaste a mis labios. No fue un simple beso, era un cúmulo de pasión, tristezas, alegrías y muchos sentimientos que antes te habían convertido en esa chica tímida y desconfiada, errores de hombres pasados que no supieron tratarte como debieron. 
Nos estábamos besando como si del fin del mundo se tratase, quizás no era el final de la vida, pero si un nuevo comenzar para los dos, que experimentábamos una sensación nunca antes conocida. Empecé a desnudarte poco a poco, primero el delantal blanco que tan sexy te hacía,  después tu faldilla azul oscuro, muy despacio. Pero cuando llegué a la camisa no pude esperar más y destripé los botones, como si el animal que llevaba en mi hubiese hecho uso de su poder. Caímos en la cama, que cómoda, aunque a ninguno de los dos nos importaba en ese momento. Tú mirándome hacia arriba, siempre, sin perder mis ojos, yo apoyado en tu cuerpo y en la cama. Acaricié tu cuello suavemente y seguidamente lo besé, como si de una de las 7 maravillas del mundo se tratase. Besos cortos pero suaves, rápidos pero cariñosos, un cosquilleo te recorría el cuello bajando hacia tu pecho. Paré, te miré con esa sonrisa del que algo trama y giré tu cuello para que sintieras lo mismo en el otro lado. Me cansé de pequeños besos y te mordí con dulzura, como si quisiera comerte pero pensando que tu cuerpo era algo que merecía ser conservado en su belleza natural. Te gustaban esos mordiscos, no dolían, te hacían sentir el doble, me decidí a bajar por tu cuello hasta tus pechos. Eran perfectos, algo creado por la naturaleza y como un diseño perfecto de Da Vinci. Hiciste un leve gemido al sentir mis dientes en un pezón, después mi lengua, tu cara mostraba placer, me gustaba parar y observar como levantabas tu cabeza sonriendo como preguntando porqué me había detenido. Nos sentíamos complices, almas gemelas, esa persona a la que no conoces pero que algo dentro de ti te habla y te dice que estabais destinados.

Me cansé de tu cuello y tus pechos, aunque suelen ser tus labios el mejor lugar donde uno está, desde que empezamos a desnudarnos solo pensaba en una cosa, darte el máximo placer, llevarte a más allá de una lujuria humana, hacer que tus mariposas volaran libres a nuestro alrededor volando al son de la pasión. Bajé la cabeza entre tus piernas, tu te mordías los labios sabiendo lo que iba a suceder… fue un climax, el punto álgido del orgasmo que se fue acumulando detrás de cada caricia, de cada beso y cada mordisco en tu cuello… te sentiste libre y yo liberado… nos abrazamos, me miraste y me preguntaste: ¿Por qué yo? Sonreí, te di un beso en la frente y contesté: Porqué tu supiste verme cuando nadie lo hacia, y caí en un sueño profundo motivado por la gran paz que sentía a tu lado, poco me importaba mi trabajo, el dinero, las obligaciones… tú eras suficiente para mi. Quizás lo único que me quedaba, era como si sin tu amor se me escapara la vida y creeme, quedarse sin vida estando vivo es lo peor que puede sucederte.